Por: Diógenes Armando Pino Ávila
Siendo honesto con mis lectores,
debo comenzar este texto dando a conocer la concepción religiosa y política a
que he llegado, en esta etapa de mi madura edad, producto tal vez de mi
formación como lector o al grado de escepticismo que me embarga por todo lo que
he visto pasar en este abundante manojo de años que he usado en el trasegar de
mi vida. Comenzaré diciendo que amo a
Dios sin religiones, y que en los últimos treinta años de mi vida he mantenido
esa posición buscando una comunicación directa con el creador, sin
intermediarios, confieso eso sí, que cuando estoy cargado de angustias asisto a
cualquier templo donde se congregan a orar, sin importarme el credo o la
religión que profesen, doblo rodillas, oro e imploro al Todopoderosos y
encuentro consuelo para mis penas. En lo
político también soy un caso aparte, pues amo a mi país sin partidos. Como todo
colombiano de mi generación, simpaticé de joven con la izquierda moderada,
luego desencantado por el discurso quise probar en uno de los partidos tradicionales
y milité por algunos años en él, ocupé cargos de elección popular y luego
decepcionado apague esa pasión y ese fervor y terminé ayudando con mi voto,
solo con mi voto, a amigos y conocidos. Ahora no milito en ningún grupo o
partido.
Aclarados estos dos puntos entro
en materia. Por estos días, en las últimas dos semanas, los noticieros, la TV,
las redes sociales, las conversaciones de paisanos y compadres ha menguado en
lo referente al caso Petro, ahora hay otro insumo: La Iglesia de Dios Ministerial
de Jesucristo Internacional y su máxima directora María Luisa Piraquive Moreno.
Dos semanas lleva esta señora mojando prensa por culpa de su posición frente a
los discapacitados. El caso no es un hecho aislado, pues si se mira en contexto
encontramos que en todas las ciudades, barrios, pueblos, corregimientos, caseríos
y veredas de Colombia se nota, de unos años para acá, la proliferación de
sectas religiosas con las más disimiles interpretaciones de la Biblia,
encuentra uno interpretaciones acomodadas de la palabra de Dios, siempre
tendiendo a defender un punto de vista que haga a esa secta diferente de las otras.
Encuentra uno posiciones
apocalípticas de un Dios vengativo y castigador que fusta en mano anda a la
caza de pecadores, no para salvarlos sino para refundirlos en la caldera
hirviente de los profundos infiernos. Otros tienen a la mano la imagen del
demonio, y según su decir, este le está ganando la pelea a Dios, por eso es
necesario que el pecador se convierta a su secta para poder emparejar las
cargas y echarle la ayudadita al Señor. Hay quienes le temen a la tecnología y
ven al mismo satán en la Internet y los avances científicos. Los hay que
piensan que la encarnación del demonio está en la moda y los cosméticos, por
eso enfundan a sus mujeres en unos ropones pasados de moda para afearlas y
apartarlas del maligno.
Hay otros como el papa Francisco
con los cambios y ajustes que está haciendo a la iglesia católica acorde con la
época histórica del momento, acercando la iglesia a los pobres y desvalidos,
infundiendo humildad en sus sacerdotes. Hay pastores como Marcos Witt, Cash
Luna, Dario Silva Silva, Alducín, por mencionar algunos, que sin perder la
religiosidad hacen una interpretación de la biblia acorde a época actual, son
estudiosos de la palabra, que se dejan escuchar sin asustar a la audiencia,
pues sus mensajes son claros y calan en la siquis y el corazón del oyente.
Están los curas de la Renovación Carismática que a través de la oración y la
alegría tocan al feligrés y le hacen sentir la presencia del espíritu.
Pero hay los que tienen la visión
piraquívica de la biblia, los que acomodan el antiguo testamento para sus
propósitos, exigiendo la perfección corporal y estética para poder subir al
púlpito, como una forma discriminatoria, y dividen a su feligresía entre los
perfectos y los imperfectos, donde los perfectos, miembros o amigos cercanos de
la singular familia Piraquive Moreno pueden predicar, tener propiedades en
ciudades de la USA, pasan vacaciones en Dubái dándose una vida de sibaritas,
divirtiéndose como jeques árabes. Mientras que la mayoría de sus ovejas (pobres
pecadores que buscan la salvación) diezman a manos llenas y deben votar por el
grupo Mira so pena de perder el bono de salvación que la papisa María Luisa
Piraquive endosará a su nombre garantizando su milagro y la salvación.
Definitivamente esta concepción
piraquívica de la religión, a mi modo de ver, es la típica trampa de pescar
incautos, para sacarle unos pesos a los creyentes y darse una vida de lujos y
banalidades, totalmente contraria a los preceptos que enseña la biblia, cuales
son la humildad, la justicia y la verdad, de seguir así, de seguro Jesús va a
tener que sacar la fusta y repartir más de un golpe a mucho vividor que se
refugia amañadamente en su palabra para sacarle el dinero a los creyentes.
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