Por: Diógenes Armando Pino Ávila
Tengo entendido que uno de los
animales mejor dotado del sentido del olfato es el perro, pues según leo en La
Internet, el perro tiene alrededor de 200 millones de receptores olfativos en
un área del tamaño de un pañuelo de bolsillo, mientras que el hombre solo
alcanza unos cinco millones solamente.
Se dice en el lenguaje coloquial
que el hombre tiene olfato para el negocio, para encontrar oportunidades y
manejarlas a su favor, denotando la habilidad del individuo para encontrar la
fisura que le permita aprovechar las oportunidades; de ahí que se diga que tal
persona tiene un olfato político cuando es sagaz, osado y audaz para convertir
cualquier debilidad del contrario en fortaleza a su favor y apuntalar el
triunfo personal o grupal de su colectividad.
Los partidos políticos son
órganos sociales que aglutinan individuos y que con el tiempo logran la
sincronía de sus individuos en favor del colectivo, es decir, cuando están
agrupados asumen el comportamiento del cardumen y actúan con una sincronía casi
unánime, pues como organismo social, captan las habilidades individuales y las
convierten en colectivas, por ello son organizaciones, con el acumulado de
saberes y destrezas tales como, la malicia, la suspicacia, la sagacidad, la
osadía, la elocuencia y muchas características más que las hacen fuertes.
Es bueno anotar que en la medida
en que se acumula habilidades buenas, también se van acumulando, aunque en
menor grado, las cosas malas de los individuos, por ello los partidos acumulan
sus mañas y perversiones las que salen a flote cuando ostentan hegemónicamente
el poder por mucho tiempo, eso quedó demostrado con el partido Conservador
(1.886 a 1930) y luego con el partido liberal en 1.998 cuando perdió el poder y
en el uribismo después de los ocho años de Álvaro Uribe.
Los partidos políticos
colombianos de derecha, de izquierda, de ultraderecha, de ultraizquierda y
moderados han tenido la oportunidad de mostrar ese olfato político tomando
partido para un lado o para el otro en el caso del alcalde de Bogotá Gustavo
Petro. El conservatismo en su alianza oculta con el Centro Democrático de Uribe
olfatearon el tocino y le vieron una rentabilidad política estar en contra de
Petro (mal harían estando en favor de un pacifista que viene de la izquierda)
El Polo Democrático con un ego inflamado hace una tibia escaramuza al tomar
partido y asume una posición de “sí pero no”.
Pachito Santos, el inconstante
hace sus cuentas y da la cara (que no lo ha hecho Uribe de frente) y se va
lanza en ristre en contra de Petro y comienza a liderar la campaña por el SI.
Le aplaudo a Pachito, su posición, lo hace de frente, con sus rabietas y sus
gestos raros, pero de frente, se puede decir que por lo menos en lo de Petro
salió del closet.
Los Verdes están tan enredados en
su consulta, y haciendo sus propios cálculos, y con tantas prevenciones con el
troyano de Peñaloza que se les coló en su patio, que solo con la presión de los
Progresistas que están en la alianza afirman con timidez que apoyan el NO.
Hoy, para fortuna de los
liberales, Horacio Serpa Uribe, cabeza de lista del senado, saca su casta,
olfatea el horizonte político del país y capta que las masas están con Petro y
saca un comunicado a través de la redes sociales manifestando su solidaridad
con el alcalde de la capital de la república y como un soldado del pueblo se
pone a la orden de Guillermo Alfonso Jaramillo exsecretario Gobierno de Bogotá
y ahora director de la campaña por el NO, devolviendo al liberalismo su
condición de partido con vocación popular.
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