Por: Diógenes Armando Pino Ávila.
¿Cuándo comenzó la violencia
política en Colombia? ¿Cuantos años llevamos con esta penuria? ¿Vale la pena
firmar la paz? ¿Es conveniente seguir en guerra? ¿Conozco la historia del
conflicto armado? Hagamos un poco de historia sobre este problema que atañe a
todos los colombianos.
Algunos historiadores registran que
a partir del año 1.946 comenzó la violencia política en Colombia, con la
renuncia a la presidencia de la República de Alfonso López Pumarejo, siendo
reemplazado por Alberto Lleras Camargo, quien constitucionalmente ostentó la
presidencia como designado, convocando elecciones para el mes de junio de 1.946,
siendo ganadas por el partido conservador. Este triunfo conservador se le
atribuye a la división liberal entre los partidarios de Gabriel Turbay y los de
Jorge Eliecer Gaitán, mientras que los conservadores, que no saboreaban las
miles del poder desde 1.930, se unieron en torno a su jefe, Mariano Ospina
Pérez.
Otros sostienen que la violencia
política colombiana comenzó el 9 de abril de 1.948 y que su detonante real fue
la muerte del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán, dando comienzo a lo que
históricamente se conoce como “El Bogotazo” donde la turba liberal enardecida
se tomó la capital de la República, de ahí en adelante la violencia se
generalizó por todo el país enfrentando los dos bandos políticos, liberal y
conservador, también llamados “Godos” y “Cachiporros” con sus bandas de
banolerismo iniciadas por los “Chulavitas” nacidos en Boyacá y “Los pájaros”
nacidos en el Valle del Cauca. A partir de ahí se da la más despiadada
confrontación entre liberales y conservadores arrojando, según cifras
oficiales, más de trecientas mil muestres y más de dos millones de desplazados,
en una población que, en ese entonces, no pasaba de once millones de
habitantes.
De ese bandolerismo organizado
por los partidos políticos, son de nefasta recordación algunos cabecillas como
Jacinto Cruz Usma alias “Sangre negra”,
Efraín González alias “Siete colores”,
Teófilo Rojas Varón alias “Chispas”, Manuel Marulanda Vélez alias “Tiro
fijo” y otros, no registrados por la historiografía oficial, sembraron el
terror en los campos y pueblos colombianos hasta que la fuerza pública les dio
de baja. De este ramillete selecto de flores negras del terror, solo los
sobrevivió “Tiro fijo”, quien vivió fuera de la ley hasta el 26 de marzo de
2008 cuando murió de muerte natural en las selvas del Meta, siendo considerado
el guerrillero más veterano del mundo y de su tiempo.
Este periodo de violencia, mengua
su accionar, sin darle fin definitivamente, a partir del día sábado 13 de junio de 1953, en que el Gustavo
Rojas Pinilla derroca a Laureano Gómez mediante un golpe de Estado y logra que
la contienda baje de nivel entre los grupos en disputa. De ese momento en
adelante la dictadura de Rojas Pinilla reprime las expresiones populares y
censura la prensa, lo que provoca una serie de paros que le obligan a dimitir
siendo reemplazado por una Junta Militar. Pero no fue, sino hasta el año de
1958 en donde se pone un aparente fin oficial al conflicto debido a la puesta
en marcha del Frente Nacional firmado dos años atrás el 24 de julio de 1956, en
el balneario español de Benidorm, nombre por el cual fue conocido. Este acuerdo
fue alcanzado entre el liberal Alberto Lleras Camargo y el conservador Laureano
Gómez, en representación de sus partidos En dicho pacto se firma la alternancia
en el poder del liberalismo y el conservatismo cada cuatro años y la repartija
de la burocracia en forma milimétrica.
Este acuerdo, aparentemente
salomónico, que excluía tajantemente a los grupos con pensamiento contrario al
conservatismo y al liberalismo, la desigualdad social y la injusticia, dan
nacimiento, o más bien continuidad, a la violencia con el nacimiento del grupo
guerrillero de La FARC en el año 1.964, dirigidas por un secretariado de siete
miembros que estuvo bajo el comando de Pedro Antonio Marín, conocido por los
alias de Manuel Marulanda o Tirofijo hasta su fallecimiento en marzo de 2008.
En el año 1962 se conforma en
Cuba la "Brigada Pro Liberación José Antonio Galán", la cual es
integrada por seis jóvenes estudiantes colombianos que viajaron a la isla
becados por el gobierno de Fidel Castro, cuyo líder era Fabio Vásquez Castaño.
Esta célula pro castrista dio nacimiento al ELN el 7 de enero de 1965, realizando
su primera incursión armada guerrillera con la Toma de Simacota y dan a conocer
el "Manifiesto de Simacota".
El 19 de abril de 1970, con el
supuesto fraude electoral, donde se dice que le birlaron las elecciones a Gustavo
Rojas Pinilla y se la dieron a Misael Pastrana, nace un grupo de inconformes y en
1974, el ala socialista de la ANAPO representada por Jaime Bateman, Álvaro
Fayad, Iván Marino Ospina y Luis Otero Cifuentes, junto con Carlos Toledo
Plata, Israel Santamaría, Andrés Almarales, Everth Bustamante, e Iván Jaramillo
conformaron el 'Movimiento 19 de abril', un grupo de golpes espectaculares y
cinematográficos que cautivó la simpatía de la población colombiana, hasta su
desmovilización el 8 de marzo de 1990.
Hubo otros grupos violentos, el
EPL, el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) El Movimiento Quintín
Lame y otros de menor calado que fueron bajando su beligerancia hasta pactar la
paz con el gobierno. El pacto de paz más significativo fue el del M19 que
comienza con los Acuerdos de Corinto Cauca firmados el 24 de agosto de 1.984
con Belisario Betancur y rotos en enero de 1.985 por los ataques a una comisión
de guerrilleros que iban a San Francisco y Corinto a reunirse con los miembros
de la comisión de paz.
No hay espacio para referirnos a
la violencia generada por el Narcoterrorismo de Pablo Escobar y Rodríguez
Gacha, el Cartel de Cali, La guerra sucia y el paramilitarismo, pero basta con
este somero repaso para ver en forma reposada la actualidad colombiana y los
diálogos de paz en la Habana y recordar muy al interior de todos los colombiano
que ha sufrido el conflicto armado como víctima, (todos somos víctimas),
algunos por muerte de un familiar, por heridas, por secuestro, por extorsión,
por desplazamiento, por constreñimiento electoral, por amenaza, por pérdida de
propiedades, por humillación, por tantas cosas que perturbaron la paz de
nuestros pueblos y que todos sin excepción sufrimos, y que este repaso nos lleve
a plantear que necesitamos una paz definitiva que permita el desarrollo
económico, social y democrático de nuestra querida Colombia.
No es posible que ahora nos
vengan con el cuento, de que los diálogos en La Habana son malos, que no vengan
con esa cantinela, pues el pueblo está cansado de la guerra y que por el hecho
de que algunos colombianos, muy pocos por cierto, quieran seguir haciendo
negocios con la violencia y con la guerra, pues ese es su ambiente de
mentalidad espartana, no quiere decir que la paz no sea lo conveniente para
nuestra Patria. En la contienda electoral que apenas inicia se vislumbra ya,
que los colombianos nos veremos en la disyuntiva crucial de escoger: ¿PALOMAS O
FUSILES?
No sé qué escogerá Usted amigo
lector, yo sin ninguna duda, he escogido el camino de la paz y el día de las
elecciones echaré a volar unas palomas de color blanco y mandaré a dar un
réquiem por los fusiles.
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